Hassan Emilio Kabande Laija, mejor conocido por su nombre artístico Peso Pluma, ha emergido como uno de los artistas más influyentes en la escena musical mexicana, particularmente en el género de los corridos tumbados. Nacido en Zapopan, Jalisco, en 1999, Peso Pluma ha logrado una notable popularidad gracias a su habilidad para fusionar el corrido tradicional con ritmos urbanos como el trap, alcanzando incluso el éxito internacional.
Con canciones que abordan temáticas variadas, desde historias de amor hasta narrativas que rozan la apología del delito, Peso Pluma se ha posicionado en el centro de una controversia cultural y social. Su música no solo ha capturado la atención de los jóvenes sino también de los niños, quienes ven en él un modelo a seguir, no solo por su música sino también por la imagen que proyecta.
Este fenómeno cultural pone de manifiesto la influencia que tienen los artistas en las generaciones más jóvenes. La figura del “Mini Peso Pluma”, un niño que imita al cantante, es un claro ejemplo de cómo la imagen y las letras de los artistas pueden modelar las percepciones y comportamientos de sus admiradores más jóvenes. Este tipo de influencia plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad de los artistas en la sociedad y cómo su trabajo puede impactar de manera significativa en la formación de identidades y valores en la infancia y juventud.
Aunque Peso Pluma ha alcanzado logros impresionantes, como ser el primer mexicano en superar los 30 millones de oyentes mensuales en Spotify y tener múltiples entradas en el Billboard Hot 100, su música también ha sido objeto de críticas. Temas como “Siempre Pendientes”, que menciona a conocidos narcotraficantes y ha sido acusado de hacer apología al crimen, han generado polémica y preocupación sobre el impacto de sus letras en los oyentes más jóvenes.
Es innegable que artistas como Peso Pluma juegan un papel significativo en la cultura popular actual, y su influencia se extiende más allá de la música, llegando a formar parte de la identidad y la socialización de las nuevas generaciones. Esto subraya la importancia de un diálogo continuo sobre el papel de la música y los medios en la educación y el desarrollo de los jóvenes, así como la responsabilidad de los artistas en la construcción de un legado cultural que respete y enriquezca la sociedad.