* La más antigua de Nayarit y el Occidente de México.

En el corazón de San Pedro Lagunillas, se respira la devoción y el compromiso de una comunidad que ha mantenido viva la Judea más antigua de Nayarit y del occidente de México por 248 años. Esta no es solo una representación pasajera; es la esencia de un pueblo que, año tras año, se vuelve escenario y actor de una tradición que trasciende el tiempo.

La Judea en San Pedro Lagunillas es una manifestación cultural que se distingue por su riqueza y complejidad. Con dos plazas principales como escenarios, cada esquina del pueblo se convierte en un lienzo viviente de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Los personajes, interpretados por los jóvenes y niños del lugar, no son simples figurantes, sino habitantes que viven y sienten profundamente cada acto de su Judea.

Más allá de un viacrucis, las actividades se extienden durante toda la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo, cada día está impregnado de simbolismo y fe. Resalta la representación de Jesús caminando sobre las aguas en la laguna de San Pedro el martes, y el acto de la repartición del pan y del vino el miércoles. Pero son el Jueves Santo, con el lavado de pies, y el Viernes Santo, con la representación final en el montículo del Golgo, con la laguna como telón de fondo, los que capturan la emoción y la entrega de todos los participantes.

La elección de los personajes es una tradición en sí misma, con jóvenes de la secundaria y niños integrándose a este evento que involucra a más de 100 personas en papeles principales y secundarios. El papel de Cristo, este año, sigue en manos de un devoto que lleva 15 años representándolo, demostrando la dedicación y la pasión que impulsa esta celebración.

El año anterior, la Judea atrajo a más de tres mil espectadores, y este año, con la fe y el entusiasmo que crecen, se espera superar esa cifra. San Pedro Lagunillas se prepara para recibir a visitantes y fieles que desean ser parte de esta experiencia espiritual y cultural, que no solo honra la memoria de sus ancestros, sino que también invita a las nuevas generaciones a ser custodios de esta herencia invaluable.

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